By Cantarrana


Cuando amanecía en los almanaques el año del señor de 2018, difícilmente podíamos imaginar que iba a ser un año en el que vieran la luz los nuevos grandes discos de Niño Índigo, de Happy New Year, de Local Qua4tro, de Da, de Scud Hero, de Fônal o de Subterráneos.

En el fondo nos trae al fresco lo que puedan pensar más allá del Oeste, porque cuando escuchas esos discos se te reconforta el alma y se aviva el amor propio.

Ya hablamos en el Correo del Oeste de Niño Índigo y su directo delicioso, de los discazos de Happy New Year y de Local Qua4tro, del despegue cosmopolita de Fônal. Pero faltaba Subterráneos.

Según sus palabras, en invierno no renuncian a las chupas de cuero, pero algo tienen que nos evoca el lirismo barroco sonoro. Mónica Agudo y José Luis Muñoz, J. Vega, fueron y son el alma mater de Subterráneos.

Ella llega al punk de Badajoz, a él le conocimos de la época montijana de Los Isabelinos. Se fueron a Europa de Erasmus, y la primera imagen que tenemos de los dos juntos es de un desnudo y de una tarjeta de sonido.

Hace dos años se nos hicieron mayores, aunque ya venían de grabaciones seminales. En 2016 publicaron Maybe There's a Light but We Cannot See, un trabajo de largo titulo pero que ya dibujaba las líneas garageras del proyecto. En ese EP ya aparecían himnos trepidantes como Oh No, oh Yes o Big Bad Boss.

En pleno ferragosto de 2017, se fueron durante unos días a protegerse del viento de Levante, y se pusieron en manos de Paco Loco y su estudio en el Puerto de Santa María por donde pasan buena parte de la música independiente y underground actual. El propio Paco Loco aporta la nota exótica a esta grabación con el uso de ese instrumento tan peculiar como el Theremine.

Vega y Mónica Agudo prestan sus voces y sus guitarras al disco. Dany del Pino, le da al bajo y Rafa Camisón, a la batería. Juntos han parido un proyecto deslumbrante, abrumador, sensual buena parte de las veces. Es, en suma, un disco que crea adicción, y que no te engañe la aparente laxitud canora de Mónica Agudo. Es marca de la casa.

Take a Ride es un viaje de costa a Costa sin salir de Badajoz. De la costa oeste americana a nuestro Oeste lusitano y luminoso. Algunos de sus temas esconden himnos desnudos de estética palpitante que sorprende por encima de capas de reverb y cadencia multicolor. Himnos que conviven con temas para cantar en días de pic nic de los domingos por la tarde como Wo Killed Brian u Old But Fun Por momentos bañados de una paleta de colores oscuros, siniestros, psicodélicos, y por minutos preñado con los ecos de ingenuidad engañosa en la voz de Mónica Agudo, pero también la energía de My Baby.

En este fantástico disco confluyen en las mismas aguas.   Inquietante The Clouds, fascinante Monster con los ecos del theremin del futuro de Serie B, arrebatadora Nightawks, hipnótica y ensoñadora Dreamin´.

Porque Take a Ride es un ritual de chupas de cuero a medios tiempos. Un chute de madurez. Un resultado superlativo, en suma.

Y claro que nos evoca geografías de otros tiempos, de otras cartografías. De la América en su Costa Oeste. De la Inglaterra tristona de la Thatcher marimandona, del deje insinuante de Nico y Velvet Underground, de la peli surf y de los lunes, pero no de los lunes al sol o del I don't like Mondays, si no de los lunes eléctricos que cada vez más pueblan la Madrila de Cáceres, de The Rincón Pío Sound en Don Benito o el Concha Velasco de Almendralejo. Talento a borbotones.

By Cantarrana. Oeste. Septiembre. 2018.


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