Mostrando entradas con la etiqueta # Viajes. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta # Viajes. Mostrar todas las entradas
El Libro de los Muertos
La ruta del sueño eterno


By Corredores de Ideas



La Ruta del Sueño Eterno traza cruces para la memoria. En las afueras, al borde del camino, en el interior del castillo, al lado de poniente, donde no llame la atención ni disturbe el paseo del viajero, bajo el suelo de losas de la iglesia matriz, sobre el horizonte, adosado a los riscos, en el Monte del Olvido, donde las cruces rosas.


[Las galerías fotográficas]












Oeste. Noviembre. Uno.


• • • Especial Sueño Eterno

... 

By Corredores de Ideas



En Azores tienen por patrón de las islas al Espíritu Santo. La vida siempre fue difícil. En mitad del océano, casi en el fin del mundo. Antes de ser paraíso, fueron islas de volcanes y naturaleza rabiosa. Montes de fuego, viento y soledad.

Luego llegaron los prados infinitos, los anticiclones y la vida feliz de las vacas.

Y los pequeños imperios donde se encuentran la corona, el cetro y la placa de plata y donde a base de carne y legumbres se agasaja a los fieles con la Sopa del Espíritu Santo.

[Ilha de Sâo Jorge ]



En Azores tienen por horizonte el mar, por patio la bahía y por templo pagano el Café de Peter, en Horta, en la Isla de Faial, casa para navegantes y poetas solitarios, cobijo para avisos de galerna y temporales.

Según cuentan, en la lejana China existen colinas mágicas que cuando las excavan descubren gigantescas construcciones funerarias, restos de pirámides de origen milenario y de alguna dinastía perdida.

En Azores no existen pirámides vetustas, de las de antes del tiempo. Pero tienen por costumbre subir a las colinas de Terceira y recordar de memoria las aventuras de los balleneros.

En Azores tienen por costumbre los tapices de hortensias y el queso sabroso. Mucho queso. Y por ello, cuando podemos, nos escapamos. En el fondo, los quesos son una excusa para volver unos días al paraíso antes de que los turistas se enteren.

[Açores]




[Sâo Miguel]




[Terceira]



By Corredores de Ideas. Oeste. Junio. Once. 2017.


• • • Especial Viajes


By Corredores de Ideas



[02]
Las Marafonas son muñecas de trapos hechas a partir de una cruz, a las que en Monsanto se le atribuyen mágicas virtudes que protegían el hogar y los campos de los rayos de las tormentas.

Simbolizan a la Fecundidad. No tienen ni ojos ni boca. Dice la leyenda que para no ver ni hablar, pues se colocan debajo de la cama de los novios la noche de bodas. Su fiesta se celebra el día 2 de Mayo.

....

[03]
Un día después, cada 3 de mayo, las mujeres de Valdeobispo celebran la llegada de la primavera portando en sus cabezas muñecas y flores amarillas. Las muñecas mayas llevan ropas de niños pequeños, cuerpo de cántaro de barro y bola de trapos viejos en la cabeza.

Recorren el pueblo cantando y animando las calles, mientras se dirigen a una charca a la que tiran las muñecas y los niños, con piedras que han ido recogiendo por el camino, intentan romper los cántaros. Los aplausos, los gritos y la algarabía cuando logran romper las Mayas ponen punto final a una fiesta de origen pagano indudable.


[Los nombres y los ritos de mayo]

....



• • • Especial Ritos

...


Oeste. Mayo.

By Corredores de Ideas



Al Oeste no llega el mar. Aunque se intuya desde lo alto de las montañas da Estrela o de Montánchez. Es un mar de encinas.

El mar amigo del Oeste es el mar atlántico. El mar océano. Y viajamos a él para luego poder echarlo de menos.

A veces nos gusta virar al Septentrión, y escudriñar otros mares. Y fondear paisajes encantados. Nos gusta la literatura, por eso nos gusta el mar.

Amamos la aventura, por eso miramos a veces a los Mares del Norte, a la espera de encontrarnos, cara a cara, con aguerridos vikingos y sentir el miedo.

Nos gusta el miedo, por ello cerramos los ojos mientras el barco traza las curvas de los fiordos.

Qué le vamos a hacer. Somos de tierra firme. Por eso nos gusta ver el mar con ojos prestados. Por eso nos gusta mirarlo desde el Oeste, para no romper el hilo que nos mantiene apegados a la toma de tierra.

Fotografías de Juan José Reyes.



[La galería]




[Tube]



By Corredores de Ideas. Oeste. Agosto. Uno. 2016.


• • • Especial Viajes

El Cortejo del Aleluya
Castelo de Vide encandila con su singular rito de pascua

By Corredores de Ideas.



No se lo digas a nadie. Los turistas se cuentan con los dedos de una mano. Al llegar la noche han desaparecido camino de algún hotel en Portalegre o en Valencia. O han vuelto a Évora o a Cáceres.

Llueve. Hace frío. La plaza está vacía. Tan sólo las figuras en modo escultura contemporánea de la oficina de turismo. La mitad del pueblo está en la iglesia matriz. La otra mitad estará en sus casas, esperando la hora.

Algunas sombras cruzan bajo los paraguas por la fachada de la cámara municipal. Poco a poco se va arrimando gente. Familias enteras. Niños con sus peluches de apego. Todos llevan escondidos bajo las capas alentejanas algo. No sabemos qué.

La iglesia está a rebosar. No cabe un alfiler. El olor a incienso enaltece el espíritu y calienta un poco los pies.

En media Europa en ese momento celebran la Vigilia Pascual. En Castelo de Vide entonan salmos al compás del órgano.

Y de repente el rito se tiñe de campanillos atronadores. Decenas, cientos, casi miles de cencerros, de chocalhos, atronan el gigantesco templo parroquial. Los llevaban escondidos bajo las capas alentejanas.

Esa misma mañana, junto a la matriz, ha tenido lugar la bendición de los rebaños, la Bençâo dos Borregos. Los pastores invaden la plaza. Por la noche alguno se acercará en secreto a pedir perdón por sus faltas.

No, no es la fiesta judía del Yom Kipur. Pero lo recuerda. Aún puedes entrar en la pequeña sinagoga de Castelo de Vide. En la planta baja verás cientos de cencerros colgados del techo. El cordero pascual.

Conviene viajar en el tiempo. Durante el siglo XV, y en mitad de lo oscuro, cuentan que por el camino de Portagem, cercano a Marvâo y a Valencia, vieron pasar hombres y mujeres con una estrella de David en una mano y el edicto de expulsión en la otra. Y la Raia, el margen, fue su nueva casa. Belmonte. Castelo de Vide. Segura de León. Alburquerque.

En la Raya, donde habitar en tierra de nadie es ley de vida y ya están acostumbrados a convivir en los costados y en los límites, acogieron de buen grado a los nuevos expatriados, nada opusieron a sus costumbres. Habitaron intramuros y en armonía con el resto de la población.

La Pascua Judía, la salida de Egipto, cuando mataron a los corderos con cuya sangre untaron las puertas para que no matasen a los primogénitos de los hebreos, está muy presente en el Sábado de Aleluia castelovidense.

Y aquí, en Castelo de Vide, cuando finaliza la larguísima ceremonia de vigilia, las puertas de la matriz se abren de par en par, y los fieles van abandonando el templo haciendo sonar sus campanillas.

Y es entonces cuando comienza la algarabía. Ya se han acercado todos a la plaza. Que nadie duerma porque ha comenzado la Chocalhada. Las calles de la villa recuerdan que durante la Cuaresma no había fiestas, ni bailes, ni alegría, y que en señal de penitencia y espera del Día de la Resurrección, los pastores colgaban campanillos y cencerros a sus rebaños. Ese día de gloria como no podían acceder al templo con los animales, eran ellos los que portaban los cencerros.

Y es entonces cuando da comienzo el rito, el recorrido junto a la banda municipal. Ahora aparecen por una bocacalle estrecha, después por el paseo central, más tarde bordeando coches mal aparcados. Se ha ido la lluvia. Ha amainado el frío. Parece que los elementos quisieran saludar y reverenciar a la sinfonía pastoril ensordecedora que de pronto ha impregnado el aire de la sierra, de la Raya, y que llega hasta Portagem, por donde en tiempos entraron los marginales.

Nos cuentan que allá arriba, en Marvâo, todos los sábados de pascua, a eso de la media noche, el viento lleva a su castillo los ecos de los cencerros que recorren Castelo de Vide para celebrar su Cortejo del Aleluya, y nos cuentan, también, que la abuela Ana Paula se acerca al aljibe del castillo a entonar antiguos salmos bíblicos.

No se lo digas a nadie. Los turistas se cuentan con los dedos de una mano. Al llegar la noche han desaparecido camino de algún hotel o han vuelto a casa. Las vacaciones están a punto de concluir, pero qué a gusto se está en Castelo de Vide.



Oeste. Marzo. Veintisiete. 2016.

El fenómeno sublime de Santa Lucía del Trampal es todo un catálogo donde el arte, la arqueología, la naturaleza y el silencio se dan la mano en exquisita armonía.

Levantada junto a la Vía de la Plata, en Alcuéscar, a medio camino de todo sitio, en el centro de Extremadura, la ermita del Trampal pasó a formar parte de la agenda inexcusable a principios de los 80 del pasado siglo, cuando Juan Rosco y Luisa Téllez, recorriendo la sierra Centinela a lomos de una vieja bultaco, intuyeron unas viejas paredes tras la maleza medio salvaje de la montaña.

Construida en un entorno envidiable, un vergel, un microclima en la falda de la sierra, rodeada de agua, de viejos molinos y de naranjas, la ermita ha protagonizado alguna que otra polémica entre la comunidad científica.

Desde el primer momento todos pensamos en Santa Lucía como una construcción de época visigoda, de origen monástico, en la que el visitante puede observar en sus bases históricas y constructivas rastros de antiguas culturas prerromanas, de lugares sagrados dedicados a diosas indígenas como Ataecina, o la advocación a la Perséfone romana, a Proserpina.



Luego vinieron otras teorías. En todo caso muchos nos quedamos, aunque sea por puro romanticismo, por el misterio visigodo que envuelve a este enclave tan singular. Con rigor histórico o sin él, nos da igual, y es que el Trampal produce una extraña atracción, casi atávica, un lugar de poder, porque es como un reino de la serenidad, un canto a los ciclos de la naturaleza que simbolizaban las antiguas diosas que reinaban en la sierra.



Para acceder a la ermita basta con llegar a la Plaza de Alcuéscar, y tomar una de las calles que de ella parten en dirección a poniente. En pocos minutos, y por un camino asfaltado, uno se topa, detrás de una curva, con el centro de interpretación.

Algunos metros más adelante asoma el fantasma de piedra de las tres torres que son los tres ábsides de la vieja construcción. En el interior un juego de luces y sombras nos devuelve al oropel de los ritos arcanos. El fondo musical lo interpretan los pájaros y el agua de los molinos cercanos. Un viaje al centro del mundo.



[El reportaje]





[Juan Rosco in Memoriam]



[Mimus Teatro en Santa Lucía]





[OPVS LVCIS (1996)]
Una exposición de Hilario Bravo creada para Santa Lucía del Trampal



Oeste. Diciembre. Trece.


• • • Especial Santa Lucía del Trampal




...

A Santa Olalla hay que ir en días de niebla. En meses de invierno. En diciembre, si puede ser. A primera hora de la mañana y en buena compañía, por si te salen los perros.

Santa Olalla está levantada en la falda de una de las colinas que rodean Cáceres. Cuando los árabes, las llamaban alcores. Hoy son cerros y puertos de defensa y espacios de agua milagrosa que antaño poblaron una madeja de ermitas y santuarios benedictinos, populares, mágicos y escenarios de romerías; San Benito, Santa Ana, Santa Lucía, San Jorge y Santa Olalla, claro.

Pero mucho antes de ese antaño ermitaño, Santa Olalla formaba parte del Pago Ponciano. Un pequeño asentamiento de origen romano que gobernaba el patricio Liberio. Por aquí transitaba el antiguo camino que llegaba desde la Colonia Metellinensis y conducía hasta Portus Cale, y entre Medellín y Oporto la vía atravesaba Almoharín, las Torres, los Barruecos, Brozas, el puente de Alcántara, Idanha, la tierra de la nieve, Belmonte o Viseu.

Luego fue cañada real y ruta de la lana, pero siempre será la Vía da Estrela, por la sierra donde la nieve y por seguir el camino de la Vía Láctea, aunque en algunos lugares la bautizaron como Estrada de Herodes, y es así como nos gusta llamarla. Definitivamente.

Resulta extraordinariamente sorprendente que una pequeña aldea (más bien villa o quinta o explotación pecuaria) como Ponciano haya dado a los anales de nuestro territorio tal cantidad de nombres que aparecen en el santoral cristiano.

De aquí salieron, en los tiempos de Liberio, señor de la paganía ponciana, San Donato o la joven Santa Julia o su educador San Félix de Cáceres, y de aquí partieron para Emérita. Les esperaba el martirio

Y cuentan y dicen que junto a la joven Julia iba una niña de 12 años a la que llamaban Olalla.

Y siguen contando y siguen diciendo que un 10 de diciembre del año 304 aparecieron las nieblas en Emérita como una capa de lienzo blanco para cubrir los miembros despedazados de la joven Olalla, y que en su recuerdo, cuando llega el invierno, aparecen sobre el Guadiana las nieblas de la mártir.

Por eso a Santa Olalla, la ermita que construyeron en su honor allá por el siglo VII en la Aldehuela de Ponciano, hay que ir en invierno, en mañanas de niebla y en buena compañía, por si tienes que amansar a los perros o traer a la memoria recuerdos de veinte años atrás, cuando jóvenes y contentas.

Y no le preguntes a los próceres emeritenses, porque te dirán que esta historia no es verdadera. Que Santa Eulalia salió para la capital lusitana desde San Serván o desde por ahí cerca.

Qué más da. Con santoral o sin él has de ir a Santa Olalla. En diciembre, mientras en Mérida andan de fiestas celebrando a su patrona. La ermita tiene el encanto del silencio, de los prados y de los caballos sueltos trotando sobre la falda del monte, del alcor.

Un silencio roto tan sólo por el eco casi fantasmal de unas voces que parecen salir de los troncos de los árboles. Son los juegos de los niños que allí estuvieron de romería hace muchos años mientras sus madres entonaban salmos en el interior de la ermita.

Y si aguzas la vista, podrás ver bailar a la garza con las alas extendidas arrascándose el pecho con el pico. Está en el escudo esgrafiado de la fachada que te recuerda que pisas tierras del Condado de Santa Olalla, el de los García, y ya sabes, de García Arriba nadie diga.

Recuerda también llevar tabaco, por si tienes que convencer a alguien que te dé paso.

Y recuerda, por último, que no muy lejos, en el horizonte cercano, puedes intuir Santa Lucía del Trampal, otra estación visigoda en la que te habrás de apear.


[El reportaje]






Oeste. Diciembre. Diez.
Llegó el día de Gracia
El Forte da Graça reabre sus puertas para dejar atónito al mundo


El 27 de noviembre de 2015, Día de Nossa Senhora das Graças, y después de un cuidadoso trabajo de restauración, abrió de nuevo sus ojos la joya de la corona de los territorios del Oeste.












Oeste. Noviembre. Veintisiete. 2015.


• • • Especial Forte da Graça

..


• • • Especial Elvas

....

La joya robada al tiempo y a la maleza
El Forte da Graça vuelve a la vida después de casi perecer en manos del abandono


Collage sobre imágenes de Jacinto César*

* Fuente fotográfica: facebook.com/fortedagraca

El 27 de noviembre de 2010, el Día de Nossa Senhora das Graças, el Consejo Lusitano vivió una de esas jornadas que quedan marcadas en las dulces heridas del recuerdo.

Esa mañana, y junto a un grupo de privilegiados compañeros de viaje llegados de Estremoz, de Évora, de Badajoz, de Portalegre, de Cáceres, de Mérida y por supuesto de los que habían escalado a pie desde Elvas la colina de Graça, los miembros presentes del Consejo Lusitano asistieron atónitos a uno de los mayores espectáculos para los sentidos que se pueden contemplar en las tierras del Oeste; la visita al Forte da Graça, a un fuerte clausurado, fuera de uso, en ruinas, víctima de la maleza, enfermo de indiferencia, amenazado de muerte, y sin embargo portentoso, soberbio, imponente, arrebatador en suma.

Lo que no pudieron hacer las bombas españolas y francesas, casi lo consigue la desidia. Durante estos últimos años el fuerte permaneció cerrado a cal y canto, abandonado, entregado casi al olvido. El dragón que antaño protegía la gran puerta de acceso a curiosos y soldados del Este, pareció querer dormir el sueño eterno.

Cinco años después, el 27 de noviembre de 2015, el Día de Nossa Senhora das Graças, la joya de las colinas de Elvas retorna a la vida. Desde ese día se vuelve a escuchar en las primeras horas del amanecer el rugido del dragón avisando de que sus puertas están abiertas para gozo y disfrute del mundo, porque así lo bautizaron en 2012 los reservados señores de la UNESCO, al hablar del fuerte como la mayor obra mundial de la arquitectura militar.

Y no es para menos. Al entramado defensivo de Elvas se sumaron a lo largo de la historia dos fuertes que han protegido la ciudad desde las dos colinas que le dan abrigo.

El Forte de Santa Luzia y el Forte da Graça, unidos a esa madeja de murallas y baluartes por los que paseas cuando llegas a Elvas, han hecho de la ciudad rayana una auténtica e inexpugnable plaza fuerte, y junto a Badajoz y sus fuertes y sus colinas de San Cristóbal y la Muela, un ex libris de la geografía fronteriza fortificada y abaluartada.

El Forte da Graça comenzó a construirse en 1763 bajo los auspicios del Conde de Lippe, de quien toma el nombre oficial. Hicieron falta 30 años para la conclusión de una obra inmensa, de proporciones titánicas, de planteamientos faraónicos, de una belleza escalofriante, de una contundencia sobrecogedora, de arquitectura total.

Resistió los envites españoles de la Guerra de las Naranjas, los cañonazos franceses de las Guerras Napoleónicas, olvidó su misión defensiva cuando llegaron tiempos sin fronteras, se convirtió en prisión militar y el paso del tiempo casi lo lleva a la perdición.

El empeño de algunos ha hecho que este veintisiete de noviembre de 2015 sea para siempre una fiesta en todo el Oeste. Una fiesta de recuperación y puesta a salvo de una joya.

Quedan para el recuerdo las imágenes del paseo por sus ruinas aquella mañana de gracia de noviembre de 2010:



Oeste. Noviembre. Veintitrés. 2015.



• • • Especial Elvas

....