Un reportaje de Corredores de Ideas



Parece que Ouguela permanece dormida al final del camino. Donde crecen las amapolas. O en cabeza de otras sendas. Según lo mires y hacia qué lado del Gévora. Y según te acerques, a la pequeña aldea, en bici, en coche o en modo campero senderista. Tú decides. Pero subas por donde subas a las suaves colinas de Ouguela te recibirán en tiempos de junio con un tupido tapiz rojo, de rojo amapola.

Ya hubo una peli. De Anime japonés que se estrenó en julio de 2011 y que adapta el manga Desde el monte de amapolas de Tetsurō Sayama y Chizuru Takahashi.Y estuvo nominada al Oscar.

Y también existe un pequeño rosario de nombres que se conjugan, de carrerilla, en la geografía mariana. Carrión, en Alburquerque, Chandavila, en La Codosera, Guadalupe, por supuesto, y el Santuario de Nossa Senhora da Enxara, en Ouguela.

Y es que la flor de la amapola se relaciona también con el amor, con Morfeo, del panteón griego de la noche y del consuelo y con los caminos, porque nacen al borde de las carreteras y los campos.

En la tradición del lejano oriente, la amapola gobierna el descanso, la belleza y el éxito. pero también el placer y la hermosura.

Pero, sobre todo, no dejes de ir a Ouguela en meses de alfombras y tapices, y ascender por su colina de amapolas.

Y si te queda un rato, entra en el Castelo y estarás acompañado del silencio, y en lo alto de la torre del homenaje divisarás la planicie y la Sierra de San Pedro y la casa del Gobernador, ya casi en rehabilitación, los restos visigodos y sus escudos monumentales.

A poco más de cinco minutos, el Santuário da Enxarada, de blanco y azul virginal.

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Oeste. Junio. Nueve. 2018.