Un reportaje de Cantarrana



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Teníamos dos opciones. O bien, recordar que por la ciudad, por Cáceres, ha pasado este fin de semana la vida en modo rock como un torbellino de fuego, y no queremos que nos deje de lado, que nos deje de quemar, es el Extremúsika, o la otra opción, recordar que tan sólo quedan siete días para que vea la luz el que será, a buen seguro, el disco extremeño del año. En ambos casos estamos viviendo en la revolución. En la de abril.

Los científicos dicen que estos niños se caracterizan por ser muy sensibles y receptivos, que manifiestan una gran intuición que en ocasiones les permite anticipar sucesos que están por venir, y que se incomodan frente a la autoridad cuando es del tipo de porque aquí mando yo.

Y que algunos son muy sociables e hiperactivos, pero también los hay que son controladores con sus progenitores. En todo caso, los niños índigos siempre van más allá. Llegaron en los años 80 y ya se quedaron con nosotros. Con su alta autoestima y encantados de haberse conocido. Todo es algo paranormal y sin un alcance que no sea pseudocientífico. La Nueva Era, en fin.

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Y claro, todo esto viene a cuento porque, hoy, aquí al lado, que tiene algo de hiperactivo, de no querer parar, pero nada incómodo y mucho de entrañable, está Julio César Fuentes. Niño Índigo.

Un nuevo tiempo para abrir paraguas de colores, un nuevo tiempo para hacer revoluciones, para perderse en la estación, un nuevo tiempo para el poder del amor.

Este disco se grabó en noviembre de 2017. En Collado Villalba, en tierras castellanas, algo lejos de nuestros paisajes. Con unos cuantos invitados.

Pero viendo la grabación, el autor nos retrata una live session para no olvidar. Todos estaban en estado de gracia. Son como 42 minutos, pero se nos hace breve. Y eso significa que lo estamos disfrutando. Y que quienes estuvieron allí asistían a un entrañable rito de trance.

Los músicos fueron nosotros. Elena Domínguez, con el violonchelo y las voces. Marta Arrabal con la trompeta. Patricia Pérez, con el ukelele y las voces. Paco Mazuecos con el trombón. Abraham Benítez, con los teclados, la guitarra y las voces. Rubén Rubio, con el contrabajo y el bajo eléctrico. Y, por supuesto, Marcos Liviano, con la batería y algunas cosas más.

Niño Índigo nos encandiló ya hace unos años con una deliciosa versión suavemente electrónica de Quién fuera viento, y desde entonces se convirtió en uno de nuestros músicos de cabecera para los sábados por la tarde y los domingos por la mañana. Y que por ver a Niño Índigo, Julio César Fuentes, hemos hecho algunos kilómetros, hemos cambiado el horario de siesta.

En sus obras, Niño Índigo despliega, a menudo, citas y referencias cinematográficas y de televisión. Cultura visual, en fin. El hombre araña, Peter Pan, El coche fantástico…

Hablando del formato visual. Nos encantan esa serie de vídeos con temas de lenguaje de signos, y que andan por su canal de Youtube. Nada que ver con esa horterada que nos inunda de las imágenes fijas con las portadas de los discos para escucharlos enteros en un canal de vídeo.

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Live Session llegará en formato audio, en formato vídeo. Y se podrá conseguir en la propia web y en las plataformas digitales.

Si a estas alturas no puedes oír las músicas en SoundCloud, porque no te has descargado la aplicación, es que escuchas poca música.

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Y viene también esa pequeña delicia para volver a soñar despierto. Mariposas en la habitación. Para subir una montaña. Mátame y te canto una canción. No matará mis sueños. Puedo vencer tus miedos. Pareciera un canto a la lucha del día a día.

Pero también una revisión de los recuerdos, de la creación y de los estímulos que te tocan. Con la que está cayendo, ¿Habrá tiempo para la esperanza? ¿Tiempo para la revolución? ¿Para lanzar misiles disuasorios, acaso? ¿Chi lo sa?

Detrás de las anécdotas que fraguan su memoria vital, aquel concierto de Dire Straits en Cáceres, aquellos ratos de Queen, la guitarra de Springsteen, las pelis, lo que subyace en el fondo, parece que es, en fin, el descubrimiento del amor, el rastro de un nuevo tiempo, del consuelo y del aferrarse al deseo. De la Memorabilia que decía el poeta Gil Albert.

Introspectiva propone retratos de pequeñas historias. Un dibujo de un paisaje interior.

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Enhorabuena, Julio, porque como decía nuestra santa madre, ¡Vaya disco que te has mercado! Porque este Live Session es una auténtica maravilla para los sentidos.

[Índigo en la radio]



Oeste. Abril. Dieciocho. 2018