By Cantarrana



Año del señor de 2016. La guerra que no cesa. Y lleva ya mucho tiempo. El fin de los sueños está cada vez más cerca. Todos lo saben pero nadie lo quiere decir.

Así que antes de que acabe el mundo disfrutemos de nuestra música. Por lo que pueda pasar.

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Almendralejo siempre ha sido patria musical. Anda algo de capa caída, la verdad. Pero son ciclos, a buen seguro. Y pronto volverás a llenar muchas horas de Cantarrana.

No podemos, sin embargo, dejar de recordar que este 2016 nos deja un viaje a Dublín de la mano del grupo Delfín, y el System Cubism, una entrega más de Homo Demen, el proyecto personal de Diego Sánchez, que, curiosamente, aparece también en la formación de Delfín.

Si algo distingue a Almendralejo, es que lleva la música en las venas, por tradición, por costumbre, por variar. Y todo lo que se cuece en sus bodegas musicales sabe a trabajo serio, cuidado y mimado. Detrás de Delfín y Homo Demen se atisban, sin duda, estos parámetros.

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Plasencia es algo más que el oasis turbulento de Roberto Iniesta y el paraíso fiscal de Chuck Norris (Alabados sean los dos, por supuesto). En los últimos meses dos ejemplos vibrantes de rock nos llegaban de las orillas jerteñas. Noxfilia y Blue Chicken. La Era del Show y Eclosion. Dos estimulantes trabajos de confirmación el primero, y de presentación el segundo, que nos reconcilian con las formas placentinas de entender y organizar la rabia.

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Excelentes Fados do Além nos trajeron Morte Psíquica. Retratos oscuros e inquietantes de lo cotidiano. Bicho do Mato son Daniel Catarino, Daniel Meliço, Ze Peps y el inclasificable Tó Zé. Prometieron venganza, y la han cumplido en 2016. Morte Psíquica y Bicho do Mato siguen poniendo el listón de la calidad musical eborense tan alto, que, a menudo, hay que rendirse a sus pies.

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El 15 de octubre Valdemorales, en pleno corazón serrano y montanchego, volvió a acoger el Parque Sonoro, el festival del indie extremeño. Nos encandilaron los universos de Da, las canciones redondas de Local Qua4tro y los toques electro de Fônal. Pero lo de Burgim fue bestial. Y estamos deseando escucharlos ya en condiciones. Por eso están aquí, por si nos oyen. O nos leen.

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Entre Elvas y Badajoz existen muchos caminos de ida y vuelta. Es la mejor metáfora de este nuestro proyecto cantarranero. Uno de esos caminos se llama Made In. Y su primer disco, continuación del sublime ep First Take, confirma a la banda raiana como uno de los pilares fundamentales de nuestra música popular.

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Cáceres nos trae a la memoria cuatro nombres para 2016. The Buildings, Hostal Moscú, Hiperbórea y Esperando a Chistine.

De los moscovitas esperamos futuros registros y esperamos también juegos de voces que enriquezcan sus temas. Escucharlos ahora del tirón puede resultar algo cansino, pero estamos seguros se harán imprescindibles en nuestros reproductores.

The Buildings llevan ya un tiempo dando la matraca y liándola en los escenarios. Definen su propuesta como una mezcla de ruido, amor y cerveza. Su trabajo Death & Fun, en el que aparecen temas como Functional Guy o Amelie será, con el tiempo, de culto. Faltaba en Cáceres una banda como esta.

Hiperbórea se presenta al mundo con Your Soul. Esperaremos noticias. La cosa promete.

Esperando a Christine es el proyecto de vida de Miki Gázquez, y Alas Blancas su registro presente. Un trabajo maduro y al que nos gustaría ver en más carteles de conciertos. Un gran disco.

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De Mérida nos quedamos con Bucéfalo, Di Mayo y Le Redtubers.

Muerdino de vida es un delicioso disco en el que Markos Bayón ha dado luz y brillantez al último proyecto Dionisio Mayo. Sin Ringá es la última entrega de los infatigables Bucéfalo. ¿Para cuándo una calle? Ellos siempre estarán aquí. Y con temas como Es tu día, con más motivo.

La sorpresa y el divertimento fueron, sin duda, escuchar los primeros temas de Le Redtubers y sus canciones para borrachos. Pasarán los años y esos primeros temas se guardarán en la memoria de los ritos etílicos. Si no, al tiempo.

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Hablando de ritos y de memoria, Los Ganglios acabarán teniendo, si no una calle, sí una rotonda en el parque de Montijo. Segunda escucha, su último trabajo serio merece más de dos y de tres escuchas. Si no existieran, habría que inventarlos.

Miguel Ángel Gragera ha dejado aparcado, de momento, su proyecto textil. Pero su firma musical aparece en Dehesa y Venidos del cielo, dos excelentes documentales de bichos, que están arrasando allá donde van. Las bandas sonoras del compositor montijano visten de lustre y elegancia ambos trabajos audiovisuales. Y de hermosura.

De Montijo-Puebla llegó en 2016 Juan Antonio Alfonso. Y lo hizo con un único tema, A girl from Jonestown. Y nos dejó boquiabiertos. Promete disco para los principios del 17. ¿Será el bombazo del año?

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Ana Miró vive a caballo entre Évora y Lisboa. Firma como Sequin. Después de estrenarse con una demo, Beijing, y publicar en 2014 Douglas, su puesta de largo, en 2016 presenta Eden. Un delicado tratado de electro pop con encantadoras reminiscencias ochenteras. Con poco más de 20 años que nadie piense que es nueva en los escenarios. Ella sola se lo guisa y se lo come. Nos encanta.

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Subterráneos, Súper Cadáver, Los Zorros y DA conforman un paisaje pacense para el rock donde conviven los sonidos ambient, noise, post punk y el desparpajo.

Y eso que, a simple vista, la propuesta de David Delgado parecería haber salido de algún taburete y de algún aburrido café para cantautores. Nada más lejos de la realidad. Universos contiene temas como Ser libre que nos entroncan directamente con la psicodelia. En directo DA teje paisajes casi cósmicos arropados por las guitarras deslizantes y oscuras de Rubio Salas. Para seguirle la pista.

De José Luis Muñoz y Mónica Agudo ya hemos hablado mucho por estos lares. Subterráneos, incluso aunque aparezcan a última hora en los festivales, algo pasados de hora, de ganas y de oídos receptivos, son una de las joyitas del rock extremeño. Su Maybe There's a Light but We Cannot See, es, sin duda alguna, un gran disco. Y, aunque no lo parezca, se ha redondeado entre Badajoz y el sur gaditano de Paco Loco. No en Trafalgar Square ni en el Soho.

Los Zorros y Súper Cadáver representan el lado más gamberro e irreverente del panorama pacense. En la onda más punkarra los primeros, y garagero sucio los segundos, el indie rock está muy bien representado a las orillas del Guadiana. No soy yo quien tiene que velar a este muerto. Memorable.

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El poder del Oeste. Cien por cien producto extremeño. El segundo disco de Robe, arropado por los mismos grandes músicos que ya aparecían en su primera entrega es un nuevo tratado de poesía transformada en rock. El Rey de Extremadura.

[05]
Quien piense que el metal anda desaparecido entre tanta vorágine hop, electrónica e indie anda algo desencaminado.

El almendralejense Antonio Pintor se unió en 2014 a las huestes de Switchtense, la banda lusa de Moita con más de diez años en la carretera, y por la qué pasó en sus inicios el eborense Xinés a las baquetas. Switchtense se ha convertido en un nombre básico del metal portugués, en una referencia obligada, y su presencia en los mejores festivales del género es ya casi una tradición.

Flesh & Bones ofrece un ejercicio demoledor de trash, hardcore, death y muchas cosas más. A Cantarrana llegaron ya hace años y ya no nos haríamos sin ellos.

En Badajoz hay también lugar para las formas metaleras. Detrás y delante de Jack´s Slave se encuentran músicos de largo recorrido. Con nombrar a Fígaro y a Tubarâo ya avanzamos una pista. Jack´s Slave se presentó en 2016 con Stronger & Stronger. Un tremendo polvorín desparramando metralla por los cuatro costados. Son cinco temas únicamente, pero como carta de presentación es arrolladora.

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Con la iglesia hemos topado. Y es que lo repetimos como una letanía. El nivel del Hip Hop que está haciendo en el Oeste trasciende cualquier lista de the best.

Y aunque no cabe duda de que Cáceres ejerce como uno de los faros alumbradores de este fenómeno deslumbrante con ejemplos como Sucias Crónicas, que por fin sacó a la luz su obra completa en este año que se fue, lo que está pasando por Badajoz merece una pequeña gran tesis. Trabajos como el December de Viya, o el fantástico Cobre de Rith Bouf van más allá de la cultura del rapeo.

Un más allá que llevan a grados superlativos tres nombres que juegan en otra liga. Marco Aranda (Brosdol), Víctor Botello (Lhó, Rith Bouf, Vizzy Vicks) y el escurridizo Isayah Thomas conforman una tríada de lujo. No es sólo música, no sólo versos. Es cultura urbana, estética maravillosa de algunos de los clips más brillantes que se han realizado jamás en Extremadura.

Pero no están solos. Si algo tiene este panorama brillante es la inabarcable intersección entre todos ellos en proyectos paralelos que, a veces, resulta harto complicado contextualizar. Es lo de menos. Vamos a aprovecharlos antes de que se acabe el ciclo. Pasará a la historia. Y todo ello sin olvidar a Pablo Chrónico y su gente de Crimen Perfecto. Respect.

[03]
Nacho Vicente, Javier Thovar y los Gameboyz están llevando la electrónica extremeña a lo más alto de las cabinas europeas.

Integral Bread es un bestia. Todo un LP que es y será, a buen seguro, uno de los mejores discos del año a todos los niveles y en todas las geografías sonoras. We die to live es una verdadera pasada.

El trío Gameboyz no le anda a la zaga. Se han despachado con Mucho danger, otra deslumbrante muestra del nivel de nuestra electrónica.

Javier Thovar, Funkythwdj en los escenarios, nos muestra casi cada semana sus razones hiperactivas con entregas vibrantes y exquisitas.

Es un lujo para Extremadura contar con estos tres nombres y que se pueda disfrutar de ellos sin necesidad de recorrer millas lejanas. Cada dos por tres los tenemos en casa.

[02]
Veinticinco años no pasan del tirón. Veinticinco años en los escenarios deja huellas, marcas en la cara de los micrófonos y en las yemas de los dedos y rastros en la memoria.

Sínkope y Manuel Cobos lo han celebrado por todo lo alto en el año que se fue. ¡¡¡Gracias!!! y Lo que llevo y traigo así lo atestiguan. Dos ejercicios para la recapitulación de dos universos muy separados entre sí pero unidos por una única pasión: la música y la palabra. Que al final es lo que nos quedará después de esta guerra disimulada e indecente que nos cubre.

[01]
Afirma el maestro montijano de la alta costura musical que este disco está algo falto de producción. Si él lo dice, así será. Aun así, Ruiseñora ha fabricado con su Siglo XX un disco delicioso, de cabo a rabo. Electrónica y copla. Y se quedan tan panchos. Este disco desprende mucho amor por los cuatro puntos cardinales de la belleza, mucha ternura maternal y abrazos musicales.

Y detrás está la pacense Elia Maqueda, que además es traductora, lost in translation, y coprotagonista de otras delicatesen que fueron y serán Medelia, Agnes, o EspírituSanto.

Lo dicho, una delicia que corona este doble infinito, este doble ocho tumbado, esta curva lemniscata.

P.D.1.
No, nos hemos olvidado de Javier Alcántara y su Resilience. Él merece unas páginas aparte.

P.D.2.
Prepárate para el año que entra, porque vendrán las palabras mayores de Paradise Key o Niño Índigo, la confirmación de Fônal, el sorpresón montijano de Juan Antonio Alfonso, y, como ya se ha convertido en una tradición, los Sons à Sexta de Fundâo. Y esperemos que muchos más.


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Oeste. Enero. Dos. 2016.