By Corredores de Ideas



En el invierno de 09/10 la ciudad monumental de Cáceres el Viejo se llenó de grúas durante una mañana de frío demoledor.

El objetivo era descargar toneladas de hierro en sus plazas. Ríete tú de los trailers que han invadido las callejuelas en estos últimos meses con eso de los Game of Thrones y de Still Star Crossed.

Cuentan las pequeñas crónicas que durante esos días nevó copiosamente en Cáceres. Y las toneladas de hierro se convirtieron en 'Naces, Eres, Mueres, Tierra', el mayor proyecto escultórico que el extremeño César David había llevado a cabo en su carrera.

Cuatro piezas de gran formato que ocuparon entre diciembre de 2009 y marzo de 2010 las plazas de Santa María, Las Veletas y San Jorge en un ejemplo más de cómo César David integra su obra en el entorno, resultando este proceso integrador uno de los ejes y mecanismos fundamentales en sus piezas, según nos hacía constar Moisés Bazán de Huerta en el catálogo que se editó ad hoc.

Siguiendo con sus palabras, en este proyecto el escultor aunaba 
'dos principios básicos en su trayectoria: una actitud reflexiva y trascendente, centrada en los avatares del ser humano y su relación con el espacio, y el deseo de comunicarse con el espectador y hacerle partícipe de la experiencia plástica'

El acuerdo alcanzado por el artista con las entidades promotoras contemplaba que una de las piezas se cedería al gobierno extremeño y otra a la cámara municipal. Un tercera se encuentra ya hace algún tiempo iluminando las calles de Malpartida de Cáceres.

En la madrugada del 16 de diciembre del invierno de 16/17,  Naces inició su camino desde Las Capellanías hasta el recinto emeritense del III Milenio a lomos de una grúa. La mañana era lluviosa, fría, muy fría y las nieblas de la mártir recibieron a la escultura de cuatro toneladas en la rotonda del tanatorio. Paradojas de la vida y de la muerte.

Este reportaje resume ese itinerario, ese camino hacia el lugar en el que Naces permanecerá en silencio observando a través de su gran ojo el paso del tiempo, y los avatares y devenires de la cotidiana vida de oficina, y vigilando las puertas de acceso a la ciudadela administrativa como si de un gigantesco verraco lusitano se tratare, como si de un deslumbrante tótem recostado, como si de los lares protectores, como si resguardara la entrada al campamento de las batallas diarias.



[El reportaje]



[El catálogo]




Oeste. Diciembre. Veinte. 2016.


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