La joya robada al tiempo y a la maleza
El Forte da Graça vuelve a la vida después de casi perecer en manos del abandono


Collage sobre imágenes de Jacinto César*

* Fuente fotográfica: facebook.com/fortedagraca

El 27 de noviembre de 2010, el Día de Nossa Senhora das Graças, el Consejo Lusitano vivió una de esas jornadas que quedan marcadas en las dulces heridas del recuerdo.

Esa mañana, y junto a un grupo de privilegiados compañeros de viaje llegados de Estremoz, de Évora, de Badajoz, de Portalegre, de Cáceres, de Mérida y por supuesto de los que habían escalado a pie desde Elvas la colina de Graça, los miembros presentes del Consejo Lusitano asistieron atónitos a uno de los mayores espectáculos para los sentidos que se pueden contemplar en las tierras del Oeste; la visita al Forte da Graça, a un fuerte clausurado, fuera de uso, en ruinas, víctima de la maleza, enfermo de indiferencia, amenazado de muerte, y sin embargo portentoso, soberbio, imponente, arrebatador en suma.

Lo que no pudieron hacer las bombas españolas y francesas, casi lo consigue la desidia. Durante estos últimos años el fuerte permaneció cerrado a cal y canto, abandonado, entregado casi al olvido. El dragón que antaño protegía la gran puerta de acceso a curiosos y soldados del Este, pareció querer dormir el sueño eterno.

Cinco años después, el 27 de noviembre de 2015, el Día de Nossa Senhora das Graças, la joya de las colinas de Elvas retorna a la vida. Desde ese día se vuelve a escuchar en las primeras horas del amanecer el rugido del dragón avisando de que sus puertas están abiertas para gozo y disfrute del mundo, porque así lo bautizaron en 2012 los reservados señores de la UNESCO, al hablar del fuerte como la mayor obra mundial de la arquitectura militar.

Y no es para menos. Al entramado defensivo de Elvas se sumaron a lo largo de la historia dos fuertes que han protegido la ciudad desde las dos colinas que le dan abrigo.

El Forte de Santa Luzia y el Forte da Graça, unidos a esa madeja de murallas y baluartes por los que paseas cuando llegas a Elvas, han hecho de la ciudad rayana una auténtica e inexpugnable plaza fuerte, y junto a Badajoz y sus fuertes y sus colinas de San Cristóbal y la Muela, un ex libris de la geografía fronteriza fortificada y abaluartada.

El Forte da Graça comenzó a construirse en 1763 bajo los auspicios del Conde de Lippe, de quien toma el nombre oficial. Hicieron falta 30 años para la conclusión de una obra inmensa, de proporciones titánicas, de planteamientos faraónicos, de una belleza escalofriante, de una contundencia sobrecogedora, de arquitectura total.

Resistió los envites españoles de la Guerra de las Naranjas, los cañonazos franceses de las Guerras Napoleónicas, olvidó su misión defensiva cuando llegaron tiempos sin fronteras, se convirtió en prisión militar y el paso del tiempo casi lo lleva a la perdición.

El empeño de algunos ha hecho que este veintisiete de noviembre de 2015 sea para siempre una fiesta en todo el Oeste. Una fiesta de recuperación y puesta a salvo de una joya.

Quedan para el recuerdo las imágenes del paseo por sus ruinas aquella mañana de gracia de noviembre de 2010:



Oeste. Noviembre. Veintitrés. 2015.



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