Las campanas y los ladrones de Atalaia
Desde antiguo las campanas han ejercido un extraño influjo espiritual entre los hombres. Su sonido se asocia al paso de la horas, a la demarcación territorial, al aviso de los peligros y de los fuegos, y a la llegada del enemigo.
Pero pocas veces nos llegan noticias como la protagonizada por la campanas de Atalia do Campo, en las tierras de Fundâo. Una ola de robos en sus casas, provocó hace algunas noches que los vecinos de la población decidieran perseguir a los ladrones al ritmo de las campanas tocando a rebato. Hasta bien entrada la noche, y tras la llegada de la GNR, las tranquilas calles de Atalaia no recobraron la calma.
Não foi a primeira vez que os amigos do alheio, visitaram a Atalaia do Campo, ontem à noite a população disse basta, tocou os sinos a rebate e até às duas da manhã, foi “uma autêntica caça ao homem”.
FUENTE: Jornal do Fundâo
Oeste. Febrero. Quince. 2010
Desde antiguo las campanas han ejercido un extraño influjo espiritual entre los hombres. Su sonido se asocia al paso de la horas, a la demarcación territorial, al aviso de los peligros y de los fuegos, y a la llegada del enemigo.Pero pocas veces nos llegan noticias como la protagonizada por la campanas de Atalia do Campo, en las tierras de Fundâo. Una ola de robos en sus casas, provocó hace algunas noches que los vecinos de la población decidieran perseguir a los ladrones al ritmo de las campanas tocando a rebato. Hasta bien entrada la noche, y tras la llegada de la GNR, las tranquilas calles de Atalaia no recobraron la calma.
Não foi a primeira vez que os amigos do alheio, visitaram a Atalaia do Campo, ontem à noite a população disse basta, tocou os sinos a rebate e até às duas da manhã, foi “uma autêntica caça ao homem”.
Não fosse a presença da GNR no local e a “operação” poderia ter sido um problema. Fonte da GNR disse à Rádio JF, que os militares estiveram na Atalaia do Campo “ para acalmar os ânimos e que a partir das duas da manhã, tudo ficou mais tranquilo”.
FUENTE: Jornal do Fundâo
Oeste. Febrero. Quince. 2010