Era el 24 de febrero. Del año 23. Esperando que cayera la nieve y que no hubiera mucho camionarro.

Era que volvíamos a las puertas de Monfragüe.

Y era que Vicky ya tiene casi pensada la coreografía del Boom Boom, la canción de Sergio Redam, nuestro chinato en mecenazgo antes conocido como Sergio Rodríguez Tejeda. Poco más de 23 años.

     Era que la nieve no llegó. Se quedó en la sierra. Como el que se queda en tierra en un vuelo a las nubes. Y dicen que llueve por nosotros y que la nieve es nuestra. Sal al jardín y verás cómo la noche nos envuelve, decía Panero.

El primer encuentro fue en Las Habazas, para comer. Con Vicky y con Antonio.

Para hablar de lo divino y de lo humano. Más de lo humano que de lo divino. De que, por aquí, los pájaros están de feria. Y la naturaleza viste sus mejores galas. Dispuestos a bailar abrazados y leonados. Fio, que rima con pío pío. Qué te voy a decir de mi amiga Vicky que tú no sepas. Acaba de llegar de Budapest, por donde la Fundación Yehudi Menuhin. ¿Te he contado alguna vez la historia de cómo llegó Samira a su vida, y en ella se quedó? Es emocionante.

[EMA]
Habíamos quedado en el matadero. En Malpartida. Con Pedro Barroso, alma mater, el que vela con mimo de que los cables estén en su sitio, y los amplis dispuestos, y al que todos le pasan sus últimas canciones, para que las escuche y le de el visto bueno, y si encaja, las saca en la radio. Si Pedro no existiera, Malpartida tendría que inventarlo.

Espacio Matadero de Arte (EMA) ‘Vicente Manzano’, se llama. Y es una pequeña joya que impulsó Raúl Barrado, responsable del consistorio chinato.

Varios locales de ensayo, una sala de vídeo, una habitación de estudio y un vestíbulo que, al mismo tiempo, es sala de exposiciones, y en la que se pueden ver piezas de Vicente Manzano, el artista que da nombre al espacio. Y esta ocasión, de pájaros y animales. Ya sabes, son las puertas de la Fio.

Guiados por Pedro Barroso recorrimos todas sus dependencias, hasta el almacén, y, porque no dispone de cocina, que, si no, también nos hubiéramos metido en ella. Hasta el fondo.

Mezuca que es uno. No lo podemos evitar.

A su vera, en el flanco izquierdo del cuidadísimo centro, la escultura de la plaza de la música, de Álvaro Cerro. A su derecha, en el otro flanco, un gran pozo, por donde el agua de manantío. Como si de la alberca de lo deseos se tratara. Al fondo, la calleja, por la que se escapan las siestas camino de la autovía.

Se presentó Óscar Maig. Cogió la guitarra, y en uno de los locales, nos ofreció un pequeño concierto en miniatura. Le conocimos en Cantarrana a través de Capitán Troner, por lo que uno pensaba que era verato, en plan blues man. Así que Juan, tiró de cámara. Y a disparar. Como el que entrena en un campo de tiro a media tarde.
[SERGIO REDAM]
Una de las razones de esta jornada pasajera, de este viernes volandero, era encontrarnos con Sergio Redam. Y tal como quedamos, llegó tras concluir su horario laboral.

Tenemos el espacio, un lujazo a pocos metros de Las Habazas, contamos con la coreógrafa (Vicky, claro, no podía ser otra), y con la bailarina, disponemos de la canción, del propio Redam, y, por fin, ya tenemos el realizador del futuro videoclip. No es de la comarca, es de Aliseda, donde el tesoro, pero, en cuanto le mostremos el espacio, va a crear imágenes maravillosas, seguro. Por cierto, acaba de llegar también de Budapest. !Vaya con la AustroHungría, que diría, el mi punky¡ La Luna se viene conmigo

Ese era el objetivo de encontrarnos con Sergio. A ver cómo hacemos para construir un videoclip y poder mostrarlo entre pájaros y animales del parque. Ya veremos.



[MONOCABRA]
Y tal como estaba previsto, a Plasencia que nos fuimos. 

Entrando por la carretera de Montehermoso, en lo alto de una loma, al final de un camino estrecho, después de una rotonda que venía de San Miguel, nos esperaba, al fondo, en silueta, a lo Urtain, Juanito Muskario, el señor de los pájaros y las amanitas. Como un brazo de mar. Grandote púgil sin cresta.

Ah, y guitarra de Monocabra. Aliento de la banda, sin duda, y conductor de maquinaria pesada. Buen tipo, ya nos avisó Vicky.

En el fondo, algo de emoción nos embargaba, porque íbamos a visitar el verdadero Santuario Jacobino. Y aunque el gobernador del Norte, no estaba, era como profanar su templo.

Y era que habíamos quedado con los cuatro monocabra. Vito, Juanma, Chicha y el propio Juanito.

Que no te moleste, querido Patxi, pero a los cinco minutos de estar con Vito y Juanito, antes de que llegaran sus compañeros egabrenses, ya se nos había olvidado que allí trastean los amantes de Chuck Norris. Y ya fue todo Monocabra. Y una larga conversa para la radio. Antes de su segundo concierto. El de Valdencín. 

Juan seguía disparando a diestro siniestro, casi como un poseso de la foto y sus primeros planos. Con su mega cámara consigue esos planos en los que hasta vemos cualquier pequeña verruga en la nariz. 

Uno, por si acaso, llevaba varios dispositivos para grabar la charla. Se grabó en una pequeña cámara de fotos, chiquinina, pero matona, porque los audios grabados suenan bastante bien. Esa era la idea. ¡¡Lo que hace la tecnología!!

Vito te cuenta la trayectoria del grupo, desde sus inicios en el Berrocal, cuando Ilegales, apoyado por Juanito. Koma Etílico, Los Jacobos, Calavera H.C., H.U.M.O., Saco de Camuñas, RkeR, y los distintos proyectos de Muskario, de los que no queda registro sonoro.  En casa de herrero cuchillo de palo, La kanona anda a gatas por la ruta de la plata,  y el grupo Basura. Y, por supuesto, Monocabra, la banda que les desvela y les quita el resuello cuando no están en la oficina o en las obras .

Al fondo, sobre la pared, dos pizarras. A modo de set list. Con los listados de las canciones de los dos usuarios del local. Inquilinos en comunidad de vecinos.  Como para no perderse y tomar apuntes y para que no nos riña el maestro. No, no era el listado de los reyes godos, ni de la tabla periódica de los elementos, ni de los tipos de setas, ni de los amores furtivos. Son las canciones que tocamos y que tocaremos en Valdencín y en Pescueza. Mezuca que es uno, lo dicho. 

Estoy pensando que habrá que robárselas, así como están, un tiempo. Comprarles unas nuevas, vírgenes, para que las puedan usar, y las originales colgarlas en la exposición Música por los suelos. Y luego, devolvérselas, claro. Que son suyas. Ya veremos a ver cómo va la expo, y si nos dejan robárselas. Y, sobre todo, ver cómo está tipificada la sustracción de encerados con setlist...porque, claro, tener que ir al trullo por unas pizarras, como que no. Amanece que nos es poco.

Por todos lados, pintadas y grafittis con el logo, y consignas anarquistas y antifascistas.

Y el colofón, tengo un pasajero.


[RESUMIENDO]
Era que había que volver a Cáceres. Que hay que atender un poco a la madre. Que está muy mayor y dependiente. ¿Te queda mucho, Pepito? ¿Cómo le cuento que acabo de estar con Juanito y con Juanmita

¿Pero no era que has ido a ver a un grupo de rock? Sí, pero llevan esos nombres. Son bastante entrañables. A ver si piensas que, porque son punkis, no van a tener su corazoncito. ¿Pero son atentos? Mucho. Mucho, Isabel.

Entre gobernadores, artistas en mecenazgo, señores de las amanitas, ornitólogos en la sierra, bateras cuidadores, algún cantante un poco tímido, profesoras de danza, responsables de salas de ensayos, uno no da abasto...pero y lo bien que lo pasemos...eso,  no tiene precio.

Que no se me olvide, todas las imágenes son de Juan Sánchez Vinagre.

Era el 24 de febrero. Del año 23. La nieve no llegó, y como era viernes, los camionarros habían parado un poco. La Luna, nueva, embrionaria, breve, disimulada, se viene conmigo. Y era el momento de esta crónica viajera. Era.



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Oeste. Febrero. 25. 2023.