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Reportaje de Diego Ortiz García



Badajoz es experimental.
Badajoz es Poesía.
Badajoz es un almanaque.
Badajoz es un dulce dolor crónico.

Y este año, sí. Este año lo ha ganado uno de los nuestros. Manuel Castuera con su Dolor Crónico.

En el jurado estaban Javier Cano, Antonio Franco y el gran Antonio Gómez, a quien, algún día, le tendremos que poner un altar por lo todo lo que hace y ha hecho por Extremadura.

Y según informa la organización, Castuera legó a la poesía visual desde la pintura. Como material principal de la obra el autor ha elegido un calendario, un calendario del mes de agosto, así como un importante elemento: una serie de espinas. Esas espinas de diferente tamaño nos las encontramos clavadas, fijadas a casi cada día de ese mes. Las espinas nos remiten al dolor. Según la Biblia católica, cuando la tierra es maldecida comienzan a producirse espinas en ellas. Son las espinas, por tanto, un símbolo del dolor. Manuel Castuera cuenta con un amplio recorrido artístico, exposiciones de pintura individuales y colectivas, así como un dilatado currículum como escenógrafo.

Claro, que qué nos van a contar los de la organización a nosotros de Manuel Castuera. Uno de los nuestros.


Obra ganadora: Manuel Castuera [Dolor Crónico] //  Fotografía: Vicente Novillo


[Reportaje ]




By Diego Ortiz. Oeste. Diciembre. Veintitrés. 2017.


• • • Especial Manuel Castuera




• • • Especial Premios


Reportajes de Corredores de Ideas y Juan Sánchez Vinagre



No nos apasiona la obra ganadora. Hablando de escultura. Pero no nos apasiona nada de nada. Tanto que ni siquiera la inmortalizamos con nuestra súpermini cámara de fotógrafo aficionado.

Ni tampoco mucho la de fotografía. En fin, para qué nos vamos a engañar.

Pero eso es lo de menos. Lo importante que volvimos a Badajoz, un rato en la noche, un jueves de premios. Y ya llevamos algunos años trasteando el Luis de Morales, mientras no se puedan pisar las huellas maravillosas de Santa Catalina que tantas y hermosas sorpresas nos está deparando.

Y es que la muestra de los premios Ciudad de Badajoz es de visita obligada. Allí está medio mundo de eso que llaman el artisteo.

Ramón Castuera atravesando un río, Jorge Gil, Alejandro Pajares, Lou Germain, José Luis Hinchado, Juan Gila, Pako Pimienta, Manuel Castuera, Vicente Novillo, Paco Gámez o César David y su camándula en testarazo andaban por allí. Unos, en esencia, con sus propuestas y sus apuestas, otros, en presencia necesaria.

Pero sobre todo es una buena excusa para transitar y recorrer la Plaza Alta, y volver a recordar, una vez más, así, con el cercano eco de un chaval del barrio en cante flamenco en la otra punta de la plaza, o aquellos niños que juegan a la pelota en una esquina, por donde salen los coches del parking escondido, con unos y con otros, pasó la velada de inauguración. Y pasó como suele ocurrir: que si el cabreo porque no he ganado, que si el rebote porque las bases no estaban claras, que si vámonos a las Casas Consistoriales que quiero sentirme junto a la Alcazaba, que cuánto tiempo hace que no nos vemos y que en una noche de jueves las casas colorás parece que esperan el fin de semana, y el rebullicio y las cámaras de fotos para inmortalizar el encanto de este lugar tan sublime que entre todos hemos rescatado del tiempo y de la desidia.

Claro que nos gustaría que el montaje de la exposición se hiciera con más cariño. Que las esculturas no se estorbaran entre sí, que no aparecieran los inevitables trípodes de los altavoces de ese equipo de sonido que no acaba de sonar en condiciones delante de las propias esculturas, o los extintores y las bocas de incendio justo detrás de las piezas destrozando las instantáneas del fotógrafo aficionado con su súpermini cámara para torpes.

Claro que nos gustaría que uno de los nuestros, así, en plan clan, en plan mafiosillo de poca monta, ganara algún año el primer premio. Y eso que este año teníamos unos cuantos del clan seleccionados. Pero no ha podido ser.

En el fondo, eso es lo de menos. Otra vez será. Y otra vez volveremos a Badajoz, un rato en la noche, un lunes, o un martes o un jueves de premios. Y no lo hacemos por encontrarnos con el artisteo. Bueno sí, un poco. Lo hacemos por la ciudad. Bueno sí, un mucho. Como también lo hacemos cada sábado de septiembre en la Noche en Blanco. Por placer y por emoción.

Por escuchar cómo resuenan las patadas al balón en la pequeña plaza del museo mientras un joven le da al flamenco como si nada fuera con él.

Para eso está el jurado. Para dilucidar la categoría. Para eso estamos nosotros. Para guardar en la memoria esas noches de premios.

P.D.
Enhorabuena a los ganadores. Este año nos faltaba la gran Pía, que ahora curra en el nocturno.


[Reportaje I (Juan Sánchez Vinagre)]



[Reportaje II (Corredores de Ideas)]




By Corredores de Ideas. Oeste. Noviembre. Quince. 2017.


• • • Especial Premios


Collages y presentación de Corredores de Ideas y Juan Sánchez



Hubo alguien que escribió un día:

Del salón en el ángulo oscuro, / de su dueña tal vez olvidada, / silenciosa y cubierta de polvo, / veíase el arpa.

Hubo otro alguien que pensó una noche:

De la sala en un rincón oscuro, con un altavoz y un trípode rompiendo la perspectiva y la armonía, juguetonas y amenazadoras apenas veíanse las Camándulas.

Resulta sorprendente que las piezas más deslumbrantes de la exposición, y no es amor de madre, bueno sí, un poco, estuvieran arrinconadas ante la cacharrería para un sonido, que, al igual que en la noche de lunes de 2015, era manifiestamente mejorable.

Un año más volvíamos a Santa María, junto a la Plaza Alta, al museo de la ciudad, a la espera de que por fin vuelva a la vida la vecina Santa Catalina, y podamos ver en sus naves las obras ganadoras de estos premios.

Ya en la edición de 2015 el munícipe expresó su deseo de cambiar el lugar de esta exposición. Y como en 2015, la noche de martes, durante la ceremonia, los niños del barrio trasteaban por las esquinas de la plaza, jugando a la pelota, rasgando una guitarra, acercándose a las puertas de la sala para incordiar un poco al vigilante. Retratos en vida del viejo Badajoz que se resiste a desaparecer.

La Casa del Gobernador estaba muy cerca de las Camándulas. La fotografía de Lorenzo López ha sido la ganadora del premio en esta edición. ¡Y cómo nos alegramos!

Por él, porque se lo merece, y por el Forte de Graça, la joya elvense que te deslumbra por cada rincón por el que transitas en esa sobrecogedora inmensidad.

Y como ya decíamos hace justo un año, así, con el cercano eco de un chaval del barrio en cante flamenco en la otra punta de la plaza, por donde salen los coches del parking escondido, con unos y con otros, pasó la velada de inauguración. Y pasó como suele ocurrir: que si el cabreo porque no he ganado, que si el rebote porque las bases no estaban claras, que si vámonos a las Casas Consistoriales que quiero sentirme en la Plaza Alta, que cuánto tiempo hace que no nos vemos y que en una noche de martes las casas colorás parece que esperan el fin de semana, y el rebullicio y las cámaras de fotos para inmortalizar el encanto de este lugar tan sublime que entre todos hemos rescatado del tiempo y de la desidia.

P.D. De los otros ganadores, ya si eso, hablaremos otro día. Como decía el poeta romántico del arpa cubierta de polvo, el dueño de las Camándulas y el del Forte de Graça dejaron, por un rato, abandonados sus excelentes trabajos, y nos fuimos a dar buena cuenta de las brochetas de pollo. A ver si para el año que viene podemos cruzar la plaza y ver sus obras en Santa Catalina, porque será señal de que ellos siguen en la brecha y de que ese espacio mágico ha recobrado la vida después de ser un triste almacén de cervezas y refrescos de cola.

[La Galería]






By Corredores de Ideas. Oeste. Noviembre. Quince. 2016.


• • • Especial Premios



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Un reportaje de Corredores de Ideas



(1) Badajoz. Noviembre de 2015. Plaza de Santa María. Museo de la Ciudad. Acudíamos a la exposición en la que se presentaban las obras ganadoras y seleccionadas en los Premios Ciudad de Badajoz. Gente amiga.

Entre las fotografías, hermosas instantáneas de Tete Alejandre o de Vicente Novillo. Muy cerca, Tetuán.

Una imagen de barrio de la ciudad marroquí nos llamó la atención. Una esquina cualquiera. Niños correteando. Paredes pintadas de colores, muchos colores. Y una inscripción que nos dejó algo estupefactos por el descoloque. En español. LOS MATADORES.

La fotografía estaba firmada por Lorenzo López Lumeras. Y nos cautivó. Si quieres saber hasta lo de las callejinas de Los Matadores, aquí lo contamos en su momento.

Badajoz. Octubre de 2016. Palacio de Cristal. Una imagen del Forte de Graça. Por la tarde. Un estrecho haz de luz equilibra la composición. Es la casa del gobernador del Forte, esa maravilla que volvió a la vida en Elvas el Día de Gracia, el 27 de noviembre de 2015, y que tanto nos emociona. Por su soberbia arquitectura, por su belleza altiva.

La fotografía está firmada por Lorenzo López Lumeras. Y este año sí. Ha obtenido el premio. Y desde aquí nuestras palmas y nuestros parabéns, porque a Lorenzo le hemos visto tocando percusiones, vestido de turco sufí en la Praça da República de Elvas, compartiendo barra de bar en La Huerta Sonora, acompañando jazz, en la banda municipal, pero lo que en los últimos tiempos nos está mostrando a través de su cámara es sorprendente. Maravilloso. Gracias, Lorenzo.



(2) Badajoz. Noviembre de 2015. Plaza de Santa María. Museo de la Ciudad. Acudíamos a la exposición en la que se presentaban las obras ganadoras y seleccionadas en los Premios Ciudad de Badajoz. Gente amiga.

Esculturas de gran formato y poco atractivo. En el suelo, en un rincón, como quien te invita a sentarte, una silla de formas imposibles y pizpiretas. Culo de mal asiento. La firmaba César David, y nos encandiló.

Badajoz. Octubre de 2016. Palacio de Cristal. El premio de escultura se ha ido fuera. No lo conocemos. No es gente amiga. Y por ser prudentes no la despellejaremos hasta conocer la pieza.

La mención honorífica, el segundo premio, se creó en Cáceres y se firmó en Madrigal, en La Vera. Camándulas. La creó César David en su estudio-taller-nave de creación de La Mejostilla. La tituló Lourdes Jiménez. Dos piezas fantásticas enfrentadas, vivarachas, porque yo lo valgo y porque no me ando con rodeos.

Camándulas no te dejará indiferente. Aquí, en estas páginas, te hemos ido contando la vida, obra y milagros de César David, porque un milagro es contar en Extremadura con un autor como él, siempre activo, siempre avanzando, siempre buscando el argumento que dé vida a sus esculturas de hierro.

Si no existiera, habría que inventarlo.



(3) Volveremos a Badajoz en noviembre. Suponemos. Cuando se abran las puertas del museo de la ciudad y podamos ver en vivo estas obras y disfrutar de ellas, y si es oportuno, criticar por los rincones y murmurar, porque si no la vida es muy aburrida.

La verdad es que así da gusto. Teniendo cerca gente amiga, gente de arte, gente de premio, las cosas se ven de otra manera.






Oeste. Octubre. Veinticuatro. 2016.


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