Un guión de Cantarrana sobre poemas de Juan Manuel Barrado



Con la técnica de Joaquín Viera, la producción de Emilio León y la colaboración de Miguel Ángel Díaz, ya sabes que Cantarrana Club XXL celebra 50 años de música hecha en Extremadura y en la Raia, y te proponemos para este viernes, un segundo capítulo para dejar de respirar



Y como te contaba el viernes pasado, detrás de esta propuesta algo perversa, te estamos ofreciendo dos programas con una pequeña gran antología que presenta 30 grandes canciones. Canciones muy hermosas, a veces devastadoras, otras emocionantes. Ya te hemos dicho, para dejar de respirar.

Y, tal como sucedía el viernes pasado, las acompañaremos con los versos del poeta extremeño Juan Manuel Barrado. Aquí va el segundo capítulo.



Yo,
que he perdido todas las guerras,
escribo sobre el agua,


y pienso en tus manos pálidas,
y pienso en las manos de Clara Schumann
a esa hora del siglo diecinueve
en que llueve mansamente,
y la música, la necesaria música,
se eleva sobre los bosques y los caballos,
como una metáfora del dolor,
como un reflector de cine
que apuntara directamente a la Luna,
y pienso en tu rostro hermosísimo,
y mi voz no te toca,
y suenan los pasos de un extranjero
en la soledad de la noche,
y pasan los coches de policía,
y a esta hora
se marchita una rosa en la avenida Lexington
(porque las ninfas consumen crack),
y en los periódicos se habla del fin del mundo,
¿cuál es mi destino?


¿cuál mi muerte
en el atardecer de Jerusalén?




Yo te imagino hacia el Mercado Central,
con tu sangre azul de Zaragoza
y tu metafísica del trapo,
en el mediodía de los paraísos feroces,
como un elefante hacia el río Congo.
Yo también creo en el parpadeo de Andrómeda
y en tu nihilismo simpático
entre muchachas y huesos de aceitunas,
viajero sublime de un tiempo oscuro.

Amor, saliva, aburrimiento,
farsa de pequeños industriales,
y numerosos sellos de oficina
donde no llega tu mano de filántropo.
Yo te imagino como un gigante
yendo del laberinto al treinta
en tu Iberia ritual de baloncesto.




No necesito jerarquía
y han pasado de largo los reyes.
No tengo una choza de bambú
y me basta el espacio entre dos árboles,
como fórmula de noche cereal.
Soy una célula del universo,
el último eslabón de las estrellas.
Mi retórica se basa en el vuelo del albatros
que cubre grandes distancias
sin detenerse en el llanto de los violines,
uso el cardo para medir
más que una cantidad de sombra,
lo que queda de geometría en mi pómulo.
Soy un limón a las tres en punto.




  disparos en el teatro azul
helicópteros
y los cisnes hunde sus alas purísimas en el petróleo
y se mueren los niños pobres
demasiados lirios para tanta ira




cuando yo era 17 células
cuando por fin tuve un pie
y algo parecido a una cabeza
cuando nadaba dentro de mi madre
ya existía la poesía




soy un hermoso anciano
observando los maíces del jardín
soy Rimbaud** tallando con sílex
mi nombre en la pirámide de luxor
soy un monje budista
caminando bajo los ciruelos
soy un filósofo honorable
con su cuerda y su campana
soy un campesino del sur
que recoge polen en un vaso de madera




SARAJEVO

Esto no es una mampara de bastidores.
Ni un idilio en Hiroshima.
Son negras flores que languidecen,
podrían manchar las páginas de un bestiario.
Aurora, aurora terrible de hospitales
donde lloran aquellas muchachas rubias.
Los amigos yacen en el Estadio Olímpico.
Hay quien muere en el puente
y amaba apasionadamente la pintura:
para los francotiradores es cosa menor.
Aquí nadie recuerda al archiduque.
Ni el trineo musical de las montañas.
La misión de nuevo es sortear la herrumbre,
llegar hasta aquel cine en ruinas,
y escribir quizá una última nota:
Te espero en la Calle Lys.
He encontrado rosas y cosméticos.




EL MEDIODÍA

Inconclusa elegía de sombreros:
darwinismo intuido bajo el paraguas:
cerámica del invierno y ajedrez:
hombre rejuvenecido por el asco.
Belleza conforme en la flexión
del canto adivina mar antiguo,
mañana de caballos y metáforas
llameando en su propia realidad.
Casa de pastor de mi simpleza,
flores y papeles de invierno.
Inacabada descripción del óxido:
Indiferente barca sobre el río:
la lluvia más allá del olvido
con ansiedad apenas contenida,
y una tristeza que sabemos necesaria.




fuiste tú
acaso
un amor
hecho de palabras


atardecer en las márgenes del Rhin
turberas
y tu sexo bajo las rosas
Ofelia Pía Carmen


para quien giran los astros


orografía
tiempo de jugar con fuego
bíblicamente
y el origen de las lágrimas


qué hubo
sino trece de nieve
corazón




Como ya te contaba este viernes y el anterior se lo hemos dedicado a las músicas para dejar de respirar. Músicas que nos soliviantan de la hermosura que desprenden.

Han sonado Samuel Velho, desde Portalegre, Malandanza desde el Reino de Gata, The Morning Reaver, desde Monthermoso pasando por Castilla, Agosto Frío, desde el Reino de Gata, pasando por Madrid, y El Combolinga, desde Mérida, pasando también por Madrid, Manuel Cobos, desde Plasencia / Cáceres, acompañado por el gran Hilario Camacho, The Wish, desde Badajoz, Jorge Galavís, desde Cáceres, Pneuma, desde Trujillo y Mérida, Ulises, desde Badajoz, y ahora nos vamos a Castelo Branco, al otro lado de la raia. A deleitarnos con Norton.



Nos volvemos a ver el próximo viernes en Canal Extremadura Radio, en Cantarrana Club XXL, y si no nos vemos, nos recordamos.

Mientras tanto nos encontramos en las redes de Cantarrana. Allí te vamos contando lo que habrá de venir y de escuchar y de bailar. Y en nuestros correos cantarrana@canalextremadura.es y culturapagana@gmail.com.

Somos todo oído.

Agradecemos eternamente los versos de nuestro amigo Juan Manuel Barrado, hermosísimos también, como las músicas que han sonado esta noche.

Y, por supuesto, una vez más, los versos puestos en voz por Miguel, con quien tantas deudas vamos sumando cada día, cada viernes sonoro.

Y te dejamos con nuestro querido Marcos Bayón, firmando su proyecto ELAutognomo y subiendo a las montañas.




[Para dejar de respirar en la radio II]



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Oeste. 25 de Octubre de 2019.